Los miembros del Migrant Worker Study Group han recibido muchas consultaciones y solucionado muchos problemas laborales.
Aquí señalamos algunos de estos casos.
Un trabajador temporal de despacho brasileño de origen japonés tuvo una indisposición durante la jornada en la fábrica de despacho y se murió de repente con una enfermedad del corazón.
Como se sospechaba KAROSHI, el abogado encargado por la familia sobreviviente que volvió a su país, usando un procedimiento tribunal de preservación de la evidencia, juntó las pruebas de las horas de trabajo, e.g., la tarjeta registradora. En consecuencia, se descubrió que el trabajador había trabajado 100 horas extras en un mes inmediatamente antes de su muerte.
Con las pruebas juntadas, el accidente laboral fue solicitado a la oficina de control de condiciones laborales, que reconoció que el trabajador había padecido KAROSHI por causa del trabajo. Como resultado, la familia del difunto recibiría una pensión de compensación para los sobrevivientes en su país natal. Además, la familia puso pleito para reclamar una indemnización contra la agencia de personal y la compañía que dirige la fábrica de despacho por no haber prestado la debida atención a la salud del trabajador, y recibió la indemnización.
Un trabajador de origen africano sufrió una grave herida al ser aplastado por un producto de hormigón durante la jornada en la fábrica de despacho. Afortunadamente se salvó de la muerte, pero ni la agencia ni la fábrica solicitó el reconocimiento del accidente laboral. Ni mucho menos, lo despidieron al trabajador.
Después de que el abogado consultado solicitó el reconocimiento del accidente laboral, el trabajador recibió una compensación de licencia e indemnización de secuela. También, el trabajador puso pleito contra la agencia de personal y la compañía que dirige la fábrica donde trabajaba por no haber prestado la debida atención a la seguridad de los empleados, y obtuvo la indemnización de perjuicios y daños sufridos.
Un aprendiz vietnameta de formación profesional fue forzado a recordar las horas falsas de trabajo en la tarjeta registradora y le pagaron solo una parte del plus de horas extras. Tampoco le dejaron tomar vacaciones pagadas.
El aprendiz consultó con un abogado por Facebook y recurrió un árbitro laboral al tribunal. Consiguientemente, cobró el plus no pagado, tomó las vacaciones pagadas, y volvió a su país.
Un trabajador de nacionalidad chilena que tiene el status de residencia permanente fue acosado y a veces pegado por un colega japonés mayor. Además, éste dio acusaciones falsas sobre el trabajador al presidente, como “No trabaja sinceramente.” o “No obedece lo ordenado.”, y el presidente que lo creyó despidió al trabajador.
El trabajador consultó con un abogado a través de los simpatizantes y recurrió un árbitro laboral al tribunal. En consecuencia, recibió el dinero de liquidación con la premisa de que el despido era inválido.
Un aprendiz de Vietnam fue informado por el lugar de práctica que su aprendizaje se había interrumpido y que tenía que volver a su país aunque faltaba un año para la terminación del plazo del aprendizaje.
No convencido, el aprendiz consultó con un abogado a través de un intérprete y litigó contra la compañía donde practicaba para demandar el pago del sueldo que debería cobrar durante el plazo de práctica restante con motivo del despido improcedente. El tribunal consintió el argumento del aprendiz, y en consecuencia, se conciliaron con el contenido que la compañía paga un 60% de la cantidad reclamada.
Una trabajadora china que trabajaba con las categorías del status de residencia de “Ingeniero” y “Experto en humanidades/ Relaciones internacionales” recibió numerosos acosos sexuales del presidente de la compañía. Cuando la trabajadora resistió, el presidente la despidió.
Con la instrucción de un abogado, la trabajadora negoció con la compañía a través del sindicato. En consecuencia, la compañía admitió el hecho de acoso sexual, le pagó una compensación, y el dinero de conciliación en cambio del retiro de la trabajadora.
Un ingeniero filipino de sistema que tiene las categorías de status de “Ingeniero” y “Experto en humanidades/relaciones internacionales” padecía maltratos de la compañía que lo empleó, y como no podía confiar en ella, se retiró antes de la finalización del contrato. La compañía le puso pleito para reclamar una indemnización de perjuicios y daños a motivo de infracción del contrato.
El trabajador encargó a un abogado recomendado por el sindicato, y argumentó en la justicia que las conductas de la compañía eran ilegales y que la compañía no sufrió ningún perjuicio. En consecuencia, concilió con la compañía sin tener que pagar la indemnización.